Amor platónico, ¿de dónde viene esta expresión?
Por Ariadna |Abril 13, 2015
Tarde o temprano a todos nos pasa: un escritor, un cantante, un maestro,
una actriz, una vecina o la mamá de un amigo, se convierte en un objeto de
deseo al que aspiramos inútilmente porque, debido a las circunstancias, nunca
lo podremos poseer.
A esta pasión irrealizable a la que
nos aferramos con tan poca cordura, la llamamos coloquialmente «amor
platónico». A pesar de que la mayoría de nosotros se reconoce en esa expresión,
pocos sabemos de dónde viene el nombre que recibe ese obsesionante delirio
unilateral.
En origen
El término «amor platónico» hace referencia a la filosofía de Platón. En su diálogo El banquete, considera, que lo que todos amamos es el Bien, y queremos que las cosas buenas sean nuestras por siempre, pero debido a nuestra condición mortal no lo podemos lograr.
De acuerdo con esto, en el amor para
Platón sólo cabe
la contemplación pura de la belleza.
La primera
vez que se utilizó este término fue en el siglo
xv, cuando el filósofo renacentista Marsilio Ficino se refirió
al amor
por la inteligencia y la belleza de carácter de
una persona, en detrimento de sus atributos físicos.
Poco después se popularizó con la publicación de Platonic Lovers —Amantes
platónicos— (1636) del poeta inglés sir William
Davenant, quien compartía la visión de Platón. Durante algún tiempo en el
siglo XVII, el «amor platónico» fue un tema de moda en la corte inglesa en el
círculo de la reina Enriqueta María, esposa del rey Carlos I: fue el
tema de varias representaciones teatrales cortesanas.
El concepto
idealizado del amor rechazaba la sensualidad en tanto que era considerado
impuro y corrupto solo se enaltecía la unión de dos personas por el
intelecto y la bondad. Este afecto mutuo, bien encaminado, conducía a la
contemplación de la belleza universal y a la contemplación de Dios.
Este amor encaminado hacia el mundo de las Ideas —de ahí que fuera ideal—, en donde las almas se encuentran y contemplan la eternidad, la idea
de belleza de Platón pasó con los siglos, del enaltecimiento del amor
espiritual por encima del físico a lo cotidiano,
y nacería el concepto que hoy todos conocemos: el de un amor tan lejano que no
se puede concretar.
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